Sobre Mi
Por qué nació Two Brains?
Yo nací con el chip del emprendimiento. Desde pequeña hacía chocolates, cajitas con palos de paleta y hasta joyeros con plastilina y los vendía a familiares y vecinos. Estudié ingeniería industrial para darle una metodología empresarial a mi mente. Trabajé durante vacaciones en las empresas de familiares y amigos para empaparme del mundo real.
Y cuando fui a montar mi primera empresa, la sorpresa fue inmensa: nadie te prepara para el mundo real. Sentí que los secretos del éxito eran guardados por los dueños o por los mismos expertos. Los consejos eran dados con prejuicio, por mi edad, por el escepticismo, por la prepotencia de quien piensa que “para qué desgastarse con una niña que solo está jugando”.
A muchos emprendedores nos juzgan con antelación. Los “expertos” creen que nuestros proyectos son un hobbie, una entretención, y por eso no les interesa transmitir su conocimiento y experiencia.
Así que, cometí muchos errores, no gané tanta plata como habría podido ganar, y la falta de preparación hizo que muchos de mis proyectos no salieran adelante.
Ahora. También hay que reconocer la arrogancia propia de los emprendedores. Esta característica tampoco ayuda en las carreras de crecimiento, pues interpone el ego y no permite que se tomen buenas decisiones.
Con los años logré medio domar mi propia personalidad efusiva y visceral, lo que me ayudó a ser más temperada con mis decisiones, inversiones y proyectos. Tomé nota de mis propios errores para no volver a cometerlos. Tanto. Estudié mucho, leí diversos testimonios, aprendí nuevas metodologías, sistemas y procesos.
Y tuve otro descubrimiento. Con el deseo de hacer mejor las cosas, empecé a buscar personas o entidades que me ayudaran a encausar mis ideas. Y me encontré con otra falla del sistemas. Las personas que te asesoran no cuentan con la experiencia real del sector. Son profesionales que te transmiten lo que la academia dice que se debe hacer, y que cualquier emprendedor sabe que no siempre, o más bien pocas veces, aplica. Y así, con consejos utópicos, en una realidad completamente ideal, te dicen qué hacer ante una situación que ni siquiera se parece a la tuya.
Decidí explotar los dones que la vida me dio, el conocimiento producido por las diversas experiencias tenidas montando empresas de todos los sectores posibles, con sus aciertos y fallas, y la condensación de las mejores prácticas aprendidas en las empresas, para aconsejar a mis amigos y familiares en el montaje de sus propios negocios.
Y así, de forma natural, nació un negocio nuevo, otro más a mi listado de emprendimientos, pero el que más me define, con el que más me identifico y el que me hace más feliz.
Trabajar con emprendedores definitivamente me ha hecho mucho más feliz. Me encanta conocer nuevas personas, pensamientos diferentes, estilos distintos de hacer las cosas.
Pero lo que más me llena el alma, es ver el impacto de unas palabras certeras en el momento correcto. Notar el destello de luz en los ojos, durante las sesiones, cuando llega la solución a los problemas. Escuchar el “crack” cuando se quiebran los antiguos prejuicios que no dejan ver las nuevas realidades, es realmente fascinante tanto para mi como quebradora, como para ellos, mis clientes, los que reciben el quiebre.
Mi plan de vida es, y seguirá siendo, impactar las vidas de todos aquellos que se me acercan para un consejo de amigos, para un proceso de consultoría, para un análisis de sus negocios. Seguiré buscando enseñarles, así como aprender de ellos. Seguiré cultivando a mis clientes que se vuelven amigos.
Y, por supuesto, seguiré siendo emprendedora, estructurando proyectos que me apasionen, como hasta ahora lo he hecho.
Mi Plan de Vida